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EL PRODUCTOR

La evidencia histórica muestra que los pueblos del Altiplano de Bolivia empezaron a domesticar quinua entre 3.000 y 5.000 años antes de Cristo.

Hay evidencia temprana de su morfología en cerámica de la cultura de Tiahuanaco (Bolivia) que muestra representaciones de una planta de quinua con varias panojas a lo largo de su tallo, lo que sugiere una de las cepas más primitivas de la planta.

Durante la domesticación, las poblaciones andinas sin duda seleccionaron genotipos según su utilidad y tolerancia a factores biológicos y no climáticos adversos, dando lugar a las plantas y ecotipos de hoy con sus diferentes características.

Los agricultores de la región intersalar de Bolivia son los orgullosos productores de las más valiosos cepas, conocidas como Quinua Real.

Los incas consideraban a la Quinoa Real como un alimento sagrado, un regalo de los dioses. Lo llamaron «La Chisiya Mama»: la madre de los granos.

En Bolivia, la Quinua Real sigue formando parte del misticismo y la cultura de la población nativa.

Hasta hace pocos años, la quinua era sembrada a mano y exclusivamente por mujeres, ya que se cree que transmiten su fertilidad a la tierra. Las herramientas que utilizaron fueron pequeños instrumentos rústicos como el Taquiza, Liukána o Tank’ana que se utilizaban para perforar hoyos y cubrir las semillas para no crear surcos que condujeran a la evaporación innecesaria de la humedad en el suelo.

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